
Como me gusta convertirme en una gota de rocío para
poder besar tu espalda.
Poder gritar a la luna que soy un fruto de tus
ansias desnudas.
Tomar la fibra más intima de tu corazón dormido, y sonreír en tu
vientre como un niño.
Como me gusta ser el aire que respiras, en la
latitud que resistas y en las coordenadas de mis días.
Un volar como un silencio entre tu cintura y mi
sueño.
Sentir la caída de un ruiseñor en medio de nuestros cuerpos, y
saber que la causalidad no existe:
Me he fundido en ti mucho antes de tu
nacimiento...
Sólo me queda la espera de una canción que te
acune entre mis deseos:
Salir a comernos la vida, entre lo oportuno y lo
inesperado...
Entre lo anhelado y la sorpresa de una lluvia que molesta
nuestro orgullo.
Saber que no hay un adiós como estocada
trapera.
Y sentir tu sexo en mi sexo: La creación de lo que
nos espera...
Sólo así esperare por ti.
Mi dulce condena a no permanecer en la soledad de
mis silencios.
DR - Agosto de 2008 / 10:45 am