Se mezcla entre el negro eslabón de la historia, y se hace grande
entre pequeños guajiros con esclavos milenarios.
Señor del fuego eterno, a ti te debemos acostarnos con esa bella
melodía llamada utopía.
En ti posamos las ilusiones de una patria con garganta que busca
revoluciones a la vuelta de cada esquina.
Por ti creímos que el amor era entrega, al mismo tiempo que se nos iba
la vida.Señor de la juventud eterna, que atezora una palabra escondida: "Seremos".
Una palabra que te escupe el alma en pedazos de ilusiones perdidas.
Dolor por el dolor, creciste en la América india.
Pasión con fusil, te entregaste a tu esencia.
Amistad por el que no ve, cuando ve: el ojo del Che acostado en el camino.
Y tu sonrisa desafiante, como tu barba empecinada.
Comandante de esperanzas: No es necesario morir cuando te conviertes en semilla de vida...
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